jueves 21 noviembre, 2024 / APYME en los medios, Mar del Plata

“INFLACIÓN Y CONSUMO: NADA QUE FESTEJAR”

En esta nota se explica por qué el relato del Gobierno sobre la baja de la inflación y la supuesta recuperación de la actividad no se traduce en una suba del consumo en el mercado interno y, menos aún, en alguna mejora en las perspectivas para el futuro bajo un modelo de ajuste distribución regresiva del ingreso.

Por Gustavo Casciotti, presidente de la Delegación Mar del Plata de APYME

Efectivamente, a partir del 25,5% del mes de diciembre pasado, autoinfligido por una brutal devaluación que se fue íntegramente a precios, se inició un descenso progresivo de la inflación minorista hasta el 2.7 % actual. Sin embargo, no hay mucho que festejar.

El aumento acumulado de precios del 2024 nos sigue ubicando en el top ten de los países con mayor inflación mundial.

Por otra parte, el descenso se ha logrado a costa de pulverizar el consumo, por licuación de ingresos de trabajadores que en el acumulado de los primeros ocho meses del año perdieron 10,4 % en términos reales y de las jubilaciones que sólo en el último trimestre sacrificaron 17 % en poder de compra.

Parecería que el amesetamiento de precios resulta inconducente si no logra que el consumo remonte, manteniendo inalterables las condiciones distributivas.

Pero además debemos considerar un aspecto central. Hoy el índice de inflación no resulta representativo de los precios de los productos y servicios que se consumen. De hecho, la canasta tomada en consideración data del año 2004, habiéndose modificado en el interín hábitos de consumo, preferencias y han aparecido nuevos servicios no tenidos en cuenta en la fórmula actual.

Esto determina que por ejemplo el aumento del 5,4 % registrado en octubre en el rubro vivienda, agua, luz, gas y combustible no impacte en su justa proporción, considerando que la canasta de servicios se incrementó desde diciembre 2023 un 369 % y que según el Observatorio de Tarifas y Subsidios de la UBA su incidencia en el salario promedio pasó del 5,9 % al 12,2 %. O por ejemplo que los permanentes aumentos registrados en góndola de alimentos y bebidas no impacten debidamente en el índice de precios, siendo que es el rubro que tiene mayor incidencia en su elaboración.

En síntesis y pese a los mensajes desafiantes e irónicos escuchados desde las altas cúpulas, no basta con que bajen los precios si estamos velando al consumo.