jueves 12 septiembre, 2024 / APYME en los medios
“LAS PYMES SIGUEN SIENDO UN FACTOR MUY IMPORTANTE PARA EL SOSTENIMIENTO DEL ENTRAMADO PRODUCTIVO EN LA ARGENTINA”
Entrevistado en el programa Desde la Gente (AM 530), quien fue gerente de APYME e impulsor de la Ley de Fomento Mipyme elaborada con participación de la entidad, Aizicovih vierte importantes conceptos sobre las actuales políticas económicas, el papel de las Pymes y las cooperativas en la Argentina, así como la necesidad de recrear un empresariado vincualdo con los sectores del trabajo, el mercado interno y la soberanía nacional.
En una nota publicada por el Periódico Acción usted desarmaba el el mito de la “Argentina potencia” que promueve Milei en sus discursos.
A partir de los análisis de Rapoport, que es un gran historiador económico, y los trabajos que en la época del Centenario de la patria hizo el ingeniero Bialet Massé, se pueden contrastar las afirmaciones de Milei de que para la época del Centenario la Argentina fue una de las principales potencias del mundo. Por dos motivos creo que es una gran falacia. En primer lugar, porque las mediciones que cita no existían. Las mediciones vinculadas con el Producto Bruto Interno para la Argentina arrancaron en 1940. En segundo lugar, el informe de Bialet Massé, a partir de un pedido del presidente Figueroa Alcorta -un trabajo muy profundo para lo que eran las posibilidades de aquellos tiempos- reflejaba un deterioro social y laboral tremendo, con cifras muy parecidas, salvando la distancia temporal, a las que hoy nos tiene ya acostumbrados el gobierno de Milei. Fundamentalmente se refleja la pérdida en términos del salario real y la crisis de desempleo a partir de la crisis de 1890 – 91 en la época de Carlos Pellegrini. Y principalmente, algo que nunca cita Milei, el crecimiento exponencial de la deuda externa en esa década, que se sostuvo hasta el advenimiento del primer peronismo, cuando se cancela gran parte de esa deuda. Recordemos que con Perón el país no ingresa al Fondo Monetario Internacional (FMI). Recién la Argentina ingresa con un primer crédito en el FMI con la Revolución Libertadora en 1956. Con datos como estos está claro en que en la Argentina, allá por 1890 – 1910, eran muy bajos los niveles de ratio vinculados con lo social, lo laboral, lo gremial, las condiciones de vida en los barrios de trabajadores -donde había niveles de miseria-, inclusive desde el punto de vista de la salud, con enfermedades que después se pudieron erradicar, como la tuberculosis, muy comunes para los sectores trabajadores de aquellos años. Esas condiciones están lejos de mostrar tendencias o índices que tengan que ver con una potencia mundial.
¿Por qué cree que Milei toma ese imaginario?
Me parece que cada vez está más clara su orientación, desde el principio de su presidencia, cuando participó en el Foro de Davos y él prometió regresar a los primeros sitiales que la Argentina tuvo. Es una promesa que hace al sector para el cual habla. Si recordamos el discurso en la Inauguración de la exposición de la Sociedad Rural, hace poco más de un mes, iba en esa línea. Y si revisamos el discurso que dio en la Asamblea de inauguración del periodo legislativo, en el mes de marzo, también habla de una “refundación de la Argentina”, apuntando todos los cañones a liquidar la presencia del Estado y de todos los estamentos que dieron ciertos niveles de progreso social y de igualdad a la Argentina. A partir de estos discursos va escalando, y hay un coro de seguidores economistas del establishment, como sucedió con su exposición en la UIA, que le van dando elementos y aplaudiendo estos pasos que está dando para la destrucción del Estado Nación.
Falacias del ultra liberalismo
Recientemente, al exponer las razones del veto de la ley de recuperación de los valores para las jubilaciones, dio una proyección de la cifra del costo fiscal de esa ley que es una locura total, un 56 % del PBI. Potenció el costo actual fiscal como si fuese un actuario hasta el día de la muerte de todos los jubilados que lo vana cobrar. Y como sucede con todas estas falacias, no tiene en cuenta el factor de los ingresos fiscales. No revista ningún rigor en términos de proyección económica. Evidentemente recurre a estos argumentos para tratar de justificar la “lucha” por el equilibrio fiscal y el déficit cero, algo que ha “entrado” en el grueso de la población. Fue una de las batallas que más incidió para obtener los votos que llevaron e ungirlo Presidente, y que además todavía tenga un nivel persistente de confianza o de “esperanza” en su gestión que es alarmante.
Otra de las falacias es el RIGI (Régimen de Fomento a las Grandes Inversiones)
Hace poco salió un interesante comunicado de APYME, vinculado con el tema de que no hay ninguna posibilidad de que la reglamentación y la aplicación del RIGI “derrame” hacia el conjunto de las pequeñas y medianas empresas, ni hacia el entramado del empresariado nacional en general. Un sector que prácticamente contribuye al 65% del valor agregado en el país y es responsable del sostenimiento del 80% de la mano de obra empleada.
El factor Pyme en la Argentina
No es un factor que pueda compararse, inclusive, con los países de la región. La presencia del entramado productivo de las Pymes en nuestro país es muy fuerte, a pesar de las caídas que ha sufrido en la dictadura, en el periodo de Menem, en el período 2015 – 2019 de Macri, y ahora, cuando se han cerrado unos 10.000 establecimientos desde que arrancó el gobierno de Milei. Las Pymes siguen siendo un factor muy importante en el sostenimiento del entramado productivo y en la generación y el sostenimiento del empleo. Ya se demostró en la crisis de 2001 – 2002, cuando dio un gran salto la tasa de desempleo, de doble dígito con un “2” adelante (situación que nos preocupa que se pueda volver a dar). En ese momento las Pymes trataron, con distintos tipos de esfuerzos, recurriendo a sus viejas reservas, de sostener el empleo, porque son empresas mayormente de carácter familiar, donde además se da un entorno familiar con los propios trabajadores.
Debate por la cuestión industrial y posicionamiento de la UIA (grandes industrias)
En el Día de la Industria Milei les dijo los grandes industriales que lo que le interesa es el “campo”, pero no dejaron de aplaudirlo. Incluso habiéndose publicado encuestas donde ese sector opina en un 70% perciben que la situación va a ser peor el año que viene.
Pensemos dos cuestiones. Primero, hay una cruza de intereses. La cúpula que dirige la UIA, ese centenar de empresarios que estaban invitados especialmente a esa reunión casi íntima, en muchos casos tienen intereses también en el sector agropecuario y son propietarios de tierras o forman parte de los pools de siembra. Este es un cambio que se dio fuertemente durante los últimos 30 años en la Argentina. Hay un campo sin chacareros, focalizado principalmente en grandes pools de siembra, donde participan profesionales de la ciudad, comerciantes e industriales que han destinado parte de sus inversiones a ese sector. En segundo lugar, con esta cúpula y bajo esta dirección, para la UIA el discurso de MIei sigue siendo un “canto” que les gusta escuchar, porque en definitiva siempre han planificado un país para el 10% de la población. Los principales capitostes de la UIA, como los directivos de ARCOR o Techint, no tienen definido un sesgo industrial nacional. Techint tiene su sede en Luxemburgo y la mayor parte de sus inversiones en países extranjeros, entre ellos Arabia Saudita y EE.UU. Arcor vive fundamentalmente de una gran cadena de exportación hacia el sudeste asiático. De modo que sus intereses no están vinculados con el mercado interno, como sí lo están los del 90% de las pequeñas y medianas industrias y el empresariado nacional.
¿Existe una burguesía nacional que pueda impulsar un modelo de desarrollo nacional con inclusión social?
Yo creo que ese sector existe y siempre se ha movido en función de un sentimiento nacional, de pertenencia, con un común denominador en la defensa del mercado interno. Y creo que ése es un límite entre la política de Milei y cómo va reaccionar el empresariado nacional en ese sentido. Si vemos lo que ha pasado en Brasil, por ejemplo, donde existe un empresariado con una fuerte característica nacional, popular y mercado internista pero además con un fuerte apoyo del Estado a través del Banco Nacional de Desarrollo (Bandes) y políticas de fomento, esto no ha existido durante los últimos años en la Argentina. Durante el gobierno de Macri prácticamente fue desarmado el sistema de fomento. Y hoy, con la aniquilación del poder de consumo y la baja participación del sector asalariado en el reparto de ingresos, las perspectivas son de una caída muy fuerte del mercado interno, lo que va a afectar al empresariado nacional. En los ’60 el liberalismo de Alsogaray decía que “achicar el Estado es agrandar la nación”. Hoy Milei les dice a las grandes corporaciones “achico el Estado para llenarles los bolsillos”. Es un tono tan salvaje, tan desmedido, que hace pensar que hemos ingresado en una etapa regresiva en todo sentido.
Gelbard y el proyecto histórico del empresariado nacional
Pero también tiene que ver con un factor político. Hasta el ’73 -’74, con el ministerio de José Ber Gelbard, hubo un impulso muy fuerte de un empresariado que sentía la necesidad de vincularse con los sectores populares, el mercado interno, la defensa del patrimonio nacional, la soberanía nacional, la independencia económica. La irrupción de la dictadura cívico militar del 76 borró todo eso. No olvidemos que la CGE (Confederación General Económica) fue una de las primeras instituciones cerradas por la dictadura. En la época de Gelbard se había creado la Copyme, una gran corporación de las Pymes a nivel nacional, como si fuera una gran cooperativa Pyme nacional que servía como plataforma de compra, de adquisiciones, de competencia y de provisión del Estado. Una de las primeras medidas de la dictadura, a través de la Comisión de Asesoramiento Legislativo, fue cerrarla, intervenirla, inclusive muchos de los dirigentes fueron encarcelados. Fue un golpe muy fuerte al empresariado nacional. Y en el devenir de la democracia no se llegó a instalar una política de fomento, de protección y de recuperación de los valores del empresariado nacional. Y a partir de eso, ciertas cúpulas vinculadas con corporaciones multinacionales, pero con origen nacional, tomaron instituciones como la UIA y se formó un frente político del establishment que va en un sentido totalmente contrario a los intereses de las Pymes.
¿Qué puede aportar el movimiento cooperativo como salida de esta crisis?
El cooperativismo en la Argentina ha sido un movimiento muy fecundo. Se instala allá por 1870 con el cooperativismo agrario, con cooperativas de consumo y producción, que irradiaron por todo el país. Luego hubo una vertiente muy importante a mediados del siglo pasado con las cooperativas de servicios públicos. Recordemos que hay vastas regiones, pueblos y ciudades donde la luz, el gas, las comunicaciones, el agua, los han provisto las cooperativas, instaladas con el esfuerzo mancomunado de los habitantes de esos lugares. Y luego la otra gran realidad que es el movimiento cooperativo de crédito, que desde 1918, con la fundación de la primera caca mercantil, jugó un rol fundamental en la asistencia a los pequeños y medianos productores, propietarios y comerciantes de la zona, que no tenían acceso al crédito bancario. Luego todo ese conjunto se transformó en bancos cooperativos como respuesta a una medida agresiva que venía apañada en ley de entidades financieras de Martínez de Hoz, de cortar la posibilidad del desarrollo y la existencia de cajas de crédito. Eso terminó en una gran realidad de bancos cooperativos y en lo que hoy significa la presencia en la Argentina del Banco Credicoop. Y creo que sí, es una alternativa muy importante. El año que viene fue declarado por la ONU Año Internacional de las Cooperativas, y estimamos que va a ser una gran oportunidad para poner en valor la propuesta del movimiento cooperativo, de un mundo más igualitario, en paz, con políticas más humanistas, con una economía sostenible, que no sea enemiga de la naturaleza, como lo demuestran las acciones del sistema capitalista agresivo que hoy tenemos.