Las Pymes vivimos del mercado interno. Cuando el mercado interno se retrae a través de la baja se salarios por el ajuste, es evidente que se va perdiendo consumo y perdiendo ventas. Cuando esto se repite mes a mes y en forma prolongada, en picada, estamos en problemas. Y especialmente las Pymes, porque vivimos del mercado interno. Mayormente, no somos exportadoras. A pesar de esto, los exportadores también tienen problemas, Bridgeton, por ejemplo, porque no pueden ser competitivos en el nivel internacional, porque somos caros internacionalmente.

Recientemente se difundió el dato de que de noviembre a abril cerraron unas 7.800 Pymes en todo el país, con una pérdida de 176.000 puesto de trabajos perdidos. Además de ser un  dato totalmente desalentador, esas personas no consumen, o van dejando de consumir en forma gradual. Y la situación no mejoró, siguen cerrando empresas y perdiéndose puestos de trabajo. Tampoco vemos perspectivas de mejora con estas políticas.

No vemos señales de esa recuperación o en V o en forma de “sonrisa”, como dicen ahora desde el Gobierno, porque el mercado interno se va retraer aún más, porque hay un mayor ajuste sobre el consumo.

Las Pymes tenemos que fortalecernos de una forma u otra, pero es difícil con un Estado que se retira de sus funciones. Sin un Estado presente, que dé facilidades de distinta naturaleza, las Pymes somos vulnerables. Por supuesto que también hay alta informalidad, producto de que muchos emprendimientos no pueden afrontar el pago impuestos.

Puede ser que se noten “mejoras” en la macroeconomía, con el RIGI en funcionamiento. Nosotros estamos en contra de ese Régimen para las grandes inversiones, totalmente desigual en perjuicio de las Pymes y la industria local en su conjunto.

Lo que nos preocupa es un modelo que reedita la teoría del derrame. Se espera el “arreglo de la macro” y la salida del cepo para que vengan inversiones y entonces haya un repunte de la micro economía. En el marco de una economía totalmente desregulada, donde el Estado se retira y se confían los equilibrios al libre juego de la oferta a la demanda, las Pymes y los trabajadores son cada vez más vulnerables.

Mientras el Gobierno siga dando señales de que no le importa el mercado interno no hay esperanzas de recuperación