jueves 29 agosto, 2024 / Comercio
SIGUIÓ EL SUPERÁVIT COMERCIAL EN JULIO AUNQUE LAS EXPORTACIONES PERDIERON DINAMISMO
El saldo positivo fue de 1575 millones de dólares, el más bajo desde febrero pasado. El petróleo fue la estrella de las ventas al exterior. Las importaciones siguen en baja por la recesión.
El intercambio comercial de bienes entre la Argentina y el mundo arrojó un resultado favorable para las cuentas nacionales en julio de U$S 1.575 millones como resultado de exportaciones por U$S 7.221 millones e importaciones por U$S 5.646 millones.
Si bien se trató del octavo mes consecutivo con saldo positivo, el resultado de julio fue el más bajo desde febrero como consecuencia de una pérdida de dinámica de las exportaciones y un leve aumento de las importaciones.
Al respecto, el Indec informó este martes que en la comparación con el mes pasado (cotejo que se hace eliminando la influencia de aspectos estacionales y específicos de cada mes), las exportaciones cayeron un 1,4%, mientras que en la misma comparación, las importaciones subieron un 8,5%.
El resultado de la balanza comercial de julio es un llamado de atención a las autoridades, que esperan los dólares del comercio exterior como maná ya que hoy representan el grueso de las divisas que ingresan al país. El resto proviene de algunas inversiones del exterior y pequeños préstamos de organismos financieros multilaterales.
La administración de Javier Milei espera que el blanqueo y la puesta en marcha del Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI) abran un nuevo flujo de dólares. También suma a esta perspectiva la posibilidad de un desembolso extraordinario del Fondo Monetario e incluso el aporte de bancos del exterior o fondos soberanos. Por ahora no hay elementos que indiquen que esas alternativas se conviertan en realidad.
Exportaciones
En julio pasado, las exportaciones crecieron 19,2% en comparación con el mismo mes del año anterior, lo que equivalió a un salto de U$S 1161 millones. Ese incremento se debió en su totalidad a un aumento del 25,5% en las cantidades exportadas ya que los precios disminuyeron un 5,1% en relación a un año atrás.
El producto que más aportó a este aumento de las ventas externas fue el petróleo crudo, que agregó U$S 275 millones más que un año atrás. Luego se ubicaron productos de la actividad agropecuaria: harina y pellets de la extracción del aceite de soja (U$S 263 millones); aceite de soja en bruto (U$S 226 millones); porotos de soja (U$S 137 millones); aceite de girasol en bruto (U$S 72 millones); y biodiésel y sus mezclas (U$S 70 millones).
Poco a poco, el petróleo crudo toma más importancia dentro de los productos de exportación. La facturación lograda con las ventas externas de julio de este producto creció casi un 90% respecto de un año atrás hasta alcanzar los U$S 581 millones. El principal destino fue Estados unidos, que compró petróleo argentino por un valor de U$S 258 millones, más del doble que en julio de 2023.
El desempeño de las exportaciones de crudo son las que están revirtiendo el saldo de la balanza energética (exportaciones menos importaciones de productos energéticos: petróleo, gas, electricidad y combustibles), que en julio fue positiva en U$S 101 millones.
Importaciones
Las importaciones alcanzaron U$S 5646 millones en julio, con una baja del 16,5% anual. La contracción se explicó más por una baja de cantidades (-11,5% a/a) que de precios (-5,5% a/a), lo cual va de la mano con la fuerte recesión que afecta a la economía argentina. El hecho de que las importaciones sigan cayendo fuerte habla de la perspectiva negativa que tienen los industriales sobre el futuro inmediato.
Así, la cantidad de equipos y máquinas (bienes de capital) importados cayó un 10,7% respecto a un año atrás; la de bienes intermedios, un 9,2%; y la de piezas y accesorios para bienes de capital, se derrumbó un 26,8%. «Se está resintiendo el mantenimiento industrial», analizaron en una consultora fabril.
Además, la cantidad de combustibles y lubricantes adquiridos en el exterior cayó un 17,4%. Esto se debió al mayor abastecimiento del AMBA y las centrales eléctricas del país con el gas proveniente de Vaca Muerta logrado con el gasoducto Néstor Kirchner.
Ese gas reemplazó fuel oil y gasoil importados y que son usados en las centrales eléctricas, de forma tal que la compra externa de de ambos combustibles cayó un 76,6% en julio último respecto de un año atrás. Esas menores compras equivalieron a un gasto U$S 364 millones menor entre un año y el otro.
La consultora LCG, sin embargo concluyó con cierto optimismo: “La desaceleración en la caída de las importaciones se puede ver desde julio, aunque todavía tiene terreno para recuperar, sobre todo Bienes Intermedios y Piezas y Accesorios, que marcan un paso hacia la mejora de ciertos sectores industriales”.
El consenso de los analistas es que el superávit comercial se sostiene sobre dos patas. Una, el bajón de las importaciones por la recesión. Al respecto estiman que el límite de este pular es el humor social. Un cambio en este punto podría derivar en estímulos a la economía impulsar la actividad, lo que llevaría a un incremento de las importaciones.
La otra pata es que en 2024, las exportaciones de productos primarios vegetales y de manufacturas de origen agropecuario se llevaron adelante con cosechas bastante más abundantes –especialmente de soja y maíz– que las de los últimos dos años, afectadas por la sequía. El tema es que en el segundo semestre merman estas exportaciones y caen los ingresos de divisas que generan.
Esto a menos que el gobierno “incentive” a los productores de soja a vender la parte de la cosecha que aun retienen en silobolsas. Según Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC, las dos cámaras que nuclean a los exportadores de granos y de derivados (son las mismas empresas), el valor de la soja estacionada en el campo ronda los U$S 12.000 millones.
Entre septiembre de 2022 y el mismo mes de 2023, el entonces ministro de Economía, Sergio Massa, implementó cuatro ediciones del “dólar soja” por las mismas razones: falta de dólares en las reservas del Banco Central y un dólar subvaluado respecto de las “expectativas” de los productores y las exportadoras. Para “incentivar” las ventas de soja, implementó un dólar con un valor mejorado porque 25% de las exportaciones se podían liquidar en el mercado financiero, algo así como el “blend” actual que vale para todas las exportaciones.
Fuente: Tiempo Argentino